sábado, 4 de junio de 2016

La semana de Martina 4

Autora: Victoria Mengya Molina Samper

Cuando el profesor terminó de toser me dijo que como los padres de Mónica son muy buenos amigos del director, si su hija no obtenía un papel principal en alguna de las obras de teatro tendría problemas con el director y con los padres de Mónica. Pobre profesor Miquel, le están haciendo chantaje y de los gordos.
Me dijo que como yo había sido la única que tenía el pie adecuado, es decir que no lo tenía como Carmen de cuarto que tiene un treintainueve, o Marta de sexto que tiene un treinta y dos, yo sería la suplente. Aunque sinceramente yo canto mejor que Mónica, que desafina mucho y no llega a la mitad de las notas. Me sentía un poco mal, ese era mi momento y Mónica lo había destruido, solo me queda el Patito Feo que, según el profesor Miguel, era más bien para los niños pequeños. Así que tuve que aguantarme y ser suplente, ojalá a Vanesa le pase algo y no pueda actuar, es su merecido, pero no seamos tan malos.

Cuando llegó la hora de irse, la madre de Lucía me recogió con una gran sonrisa, eso quiere decir volver al sicólogo infantil. Verás, la madre de Lucía no es que se diga que tiene una bonita dentadura, exactamente es la peor pesadilla de los niños. Es que tiene la boca muy grande, encima tiene los paletones separados y le falta un colmillo, también tiene los dientes amarillos y por último siempre soy capaz de saber lo que ha comido ese día, porque como nunca en su vida se ha lavado los dientes, o eso creo, tiene restos de comida, por ejemplo, cuando la vi supe fácilmente que había comido ensalada y helado, porque tenía una enorme mancha de chocolate de fresa en el vestido verde agua y porque tenía restos de maíz y lechuga.

Pero cuando vi a Lucía estaba con su típica cara de enfado. Sabía perfectamente que esa cara estaba dirigida a mí. Cuando nos subimos al coche se sentó en el centro y yo me puse a su lado para poder hablar del malentendido, pero en cuanto notó que me había sentado junto ella se sentó al lado de la ventanilla. Como éramos muy buenas amigas, o eso éramos antes, la dejé estar sola, pero cuando creía que todo estaba en silencio la madre de Lucía, Karol dijo:

- Martina, ¿cómo se encuentra tu madre, está mejor?
¡Oh no!, no me acordaba de mi madre, ¿cómo ha podido pasar? Con lo del colegio, supongo yo. Como no sabía noticias de mi madre me inventé una bola de las grandes:
- Ah, mi madre, no. Está gravemente enferma, se ha contagiado del virus humaninigduls, es muy grave, su origen es de África. Mi padre creo que también se ha contagiado.
- Martina, qué me cuentas, nunca había escuchado de tal enfermedad, ¿cómo se pilla? ¿Cuáles son los primeros síntomas? ¿Puede producir la muerte?
-Querida, ¿no cree que son demasiadas preguntas?
Pero antes de que pudiera contestar, Lucía dijo con tono borde:
- Mamá, ¿no te das cuenta que te está mintiendo?, es una mentiroso embustera de pacotilla.
- ¿Qué dices, cariño? ¿Por qué Martina iba a mentirme?, encima no hables de esa manera, está muy fea.

Pero antes de que Lucía le dijese un par de cosas acerca de mí, la madre de Lucía aparcó en segunda fila y me abrió la puerta, después me despedí de ambas y Karol me dio una enorme sonrisa, mientras que Lucía me fulminaba con la mirada. Cuando llegué me encontré a mi madre en mi casa tosiendo y sonándose los mocos, entonces me encontré a mi padre cogiendo, rectifico, recogiendo los pañuelos de mocos, qué asco. Me dijo que mi madre se quedaría unos día en la casa, como mucho tres días, es que dentro de muy poco se la van a llevar a hacerle una operación y quiero que si por casualidad algo salga mal que haya estado un buen tiempo con nosotros.
Cuando fue a ver a mi madre me soltó un buen rollo, es mismo rollo que me había contado mi padre. Cuando terminó de hablar me dijo que no me preocupara, que todo saldría bien y me dio un beso, de los que dejan baba, después de eso me puse a ver un rato el ordenador, a ver si podía convencer a mis examigas de que volvieran a ser mis amigas, les puse un mensaje, de los que quieren decir mucho sentimiento, os enseño:
"Lo siento amiga, no quería que te sintieras mal, he intentado toda la posible para que volvamos a ser amigas, espero que me perdones y por favor acepta el cuaderno de Lili, ¿no te acuerdas cuando quedábamos juntas, tú, Clara y yo? Disfrutábamos a lo grande, por favor volvamos a ser amigas".

Pero ninguna de las dos me contestó, bueno, Lucía me mandó un muñequito enfadado y Clara me envío un corazón partido por la mitad. Bueno, me lo merecía, yo también me enfadaría si mi mejor amiga me hubiese insultado o molestado, pero es que la Marilú esa, mira que rechazarme, si soy la mejor de las mejores.
Cuando vi que los habían recibido me puse muy contenta, pero después me di cuenta de que no me iban a responder más, así que me puse a mandarle fotos a mi prima Eva, que es de mi edad y nos gusta mandarnos fotos de lo que hacemos, así que me envió una foto suya estornudando espaguetis por la nariz, es para mondarse, en serio. Después sonó el timbre, era el médico Wilson, decía que mi madre ya no podría quedarse tres días, tenían que llevársela ahora mismo, si no habría problemas y de los gordos. Así que nos despedimos con abrazos y muchos besos, mi madre no paraba de repetir que nos quería a mi padre y a mí, como es lo normal, que todo el mundo me quiera.

Cuando los médicos se llevaron a mi madre me fui a hacer los deberes, después de eso vino mi vecino Mateo, mi padre lo había llamado porque no teníamos gana de comer carne cruda, así que Mateo con mucho gusto nos preparó una de sus maravillas, un exquisito revuelto de huevo, estaba buenísimo. Después de cenar me fui a mi cama y me despedí de Mateo que ya se va. Cuando me sonó recibí un mensaje, era de Clara, que me estaba perdonando, me puse muy contenta y me puse a bailar de la emoción, pero después me dijo que si prometía no volver a meterme con su padre, así que...
Contesté que nunca más me metería con su padre y con nadie más. Así que me envió un foto buenísima de su gata diciendo: estás perdonada. Pero es una foto normal con un poco de fotoshop, estoy segura. Pero... Lucía aún no me había perdonado, pero al menos en los recreos no estaría sola por completo, pero como se estaba haciendo demasiado tarde tuve que colgar con un muñequito de un panda diciendo chao guapa, ella me contestó con un conejo diciendo bye. Pero a media noche me di cuenta de que me faltaban por hacer el 1-2-4-5-6-8 de naturales en inglés, ¡¡¡OH NO!!!, qué iba a hacer, no me iba a poner a las cinco de la mañana a hacer deberes, además me acosté sobre las una, es que yo no paraba de decir adiós y ella no paraba de decir one moment, porque quería enseñarme algo, pero valió la pena.

Así que a las siete de la mañana me puse a ver la tele, después jugué un poco con la consola, también me puse a pintar, luego hice un concurso de eructos con mi hermano, y claramente ganó él. Es que hace trampas, él bebe antes agua con gas mientras que yo tomo zuma de pera. Pero al final, cuando eran las nueve menos diez y ya estaba vestida, llamaron a la puerta, en ese preciso momento apareció Lucía por la ventana, me llenó de dudas. A ver si ella me perdonaba o venía a decirme algo grosero y como estaba dudando mucho entre si abrirle o no, mi padre abrió, porque mi hermano ya se había ido con sus amigos, no sé, dice que está más guay irse con sus colegas, en resumen, su peña. Cuando mi padre abrió, Lucía entró con un saco muy grande y me dijo:

- Venga tonta, dice mi madre que nos perdonemos, aunque te quede claro que yo no quiero que volvamos a ser amigas, dice mi madre que te diga que aunque me está obligando todo puede ser igual que antes. Pero que sepas que yo no quiero volver a ser tu mejor amiga.
- Lucía, sé que tú no quieres que volvamos a ser amigas así que no te voy a obligar, si no quieres ser mi amiga no lo seas, lo entiendo, no quiero que seas infeliz, pero ¿qué hay en el saco?
- Eso a ti no te importa, eres una cotilla, además de una mentirosa, no quiero más hablar del tema ¿Ok?

En verdad me daba igual que seamos amigas que estaban obligadas a ser amigas, pero como ha sido súper profundo, puede que cuele y volvamos a ser amigas, pero no obligadas. Cuando Lucía empezó a decirme adiós con cara de asco sabía perfectamente que no había colado, ni mucho menos, no la había ablandado ni por un poquito, pero yo no me rendiría, conseguiría volver a ser la mejor amiga de Lucía y Clara, pero mi padre interrumpió mis pensamientos porque decía que iba a llegar tarde al colegio, otra vez, pero no es justo porque no he tenido tiempo en toda el día, todo ha sido culpa de Lucía que no me ha dejado hacer los deberes, es que encima la seño Marisol hoy va a dar el examen del otro día, estoy segura de que he sacado un notable, como en todo.

Cuando llegué ya estaban repartiendo los exámenes, Amy, como siempre, había sacado un diez,y algo más, Florence, un siete y medio. Claudia, un ocho setenta y cinco. Mónica, un cinco raspado, según ella dice, estuvo toda la tarde en el colegio con el director, hablando de dónde podrían poner la magnolia roja de Shanghái. Bueno, prosigamos, Mateo había sacado un cuatro. Nick había sacado un seis veinticinco. Leire, un nueve bajo, encima se ha puesto a llorar porque decía que le había sido muy mala, porque según ella se le queda sin punta el lápiz y no tenía sacapuntas y no pudo contestar a la última pregunta y por eso no ha sacado un diez absoluto. Me sorprendió que Alberto hubiese sacado un tres, dice que le han quitado dos puntos por copiarse de Normal, que ha sacado un seis y medio. Enrique ha sacado un ocho. Helen, pobrecilla, ha sacado un cero coma cinco, se lo merece. Gonzalo, siete bajo. Tomás un seis tirando para cinco y medio. Y por último Marina que ha sacado un cuatro y medio, se nota que no ha estudiado, igual que yo.

Pero la seño Marisol entregó todos los controles, menos el mío, ¿qué raro? Así que le pregunté por qué no me había entregado el examen. Dice ella que eso se debe a que ayer no tuvo tiempo para corregir el mío y esas son malas noticias, porque el último examen que corrige es el más probable en suspender, porque en el último tienes más tiempo para corregirle y sacarle más fallos, por ejemplo, la semana pasada Mónica fue la última en entregar su examen y sacó un cinco, y Florence y ella tenían algunas preguntas iguales y las de Florence estaban bien y las de Mónica estaban mal, así que si no me equivoco la seño Marisol corrige con más atención el último que los de en medio,. Ah, casi se me olvida, el primero siempre saca muy buena calificación porque como la primera es Amy siempre saca sobresaliente en historia, pero vayamos al tema, ¿seguro que he suspendido, o puede que haya sacado buena nota?


Si quieres saber como acaba todo sigue leyendo la semana de Martina. Hasta la próxima.

Capítulos anteriores
La semana de Martina (primera parte)
La semana de Martina (segunda parte)
La semana de Martina (tercera parte)

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