martes, 16 de febrero de 2016

La semana de Martina (segunda parte)

Autora: Victoria Mengya Molina Samper


¡Hola! ¿Os acordáis de mí? Soy Martina, creo que ya nos conocemos del otro libro que escribí. Bueno, hoy también os contaré algo horrible, el martes.

Capítulo 2
Empieza el nuevo el día, otra vez

¡Cariño despierta!, creo que esto os suena. Bueno, hoy fue peor, cuando me dirigí al colegio me encontré con Lucía y Clara.
-¡Hola chicas! ¿Qué tal?

Pero dijeron al unísono:
-Piérdete, no te queremos. Eres la peor.

Lucía- ¿Con que tengo el pelo fatal? Anda que tú, que tienes las puntas abiertas.
Clara- No veas, te metes con todo el mundo, no me puedo creer que haya desperdiciado toda mi vida contigo.

-Por favor perdonadme, no quería herir vuestros sentimientos, sois lo mejor que me ha pasado, por favor perdonadme, os recompensaré, os haré los deberes durante todo el tiempo posible.

Entonces empezaron a cuchichear, como todas las niñas. Pero me dieron una coz y se marcharon con paso decidido.
No me lo podía creer, me odiaban.
De camino a clase estuve todo el rato pensando qué podía hacer para que me perdonasen.
Entonces se me ocurrió que podía darles a ambas un súper regalo muy especial ¿A quién no le gusta un regalo?
-¡Ya sé! Les regalaré a ambas un cuaderno de Lili.

Cuando empezó la clase el profesor Miguel me preguntó la raíz cuadrada de ocho. No supe contestar y dije lo primero que se me pasó por la cabeza:
-Cuarenta y tres mil novecientos dos.


El profesor Miguel me miró con cara rara y frunció el ceño, como hacen todos los profesores. Menos la profesora Miranda, que es un amor de dios. O sea, es un cielo. No me lo podía creer, el profesor me echó al pasillo hasta que él dijera que podía entrar, es un incomprendido. A veces pienso que es más malo que nada. Cambiando de tema, os quería comentar que cuando me echó al pasillo sentí que me iban a dar ganas de llorar, porque... no sé yo, ¿quién no llora cuando deja de ser unos de los buenecitos y se convierte en unos de los niños a quienes les tiene manía?

El profesor cogió mi mochila y empezó a buscar mis cuadernos. Supongo yo que quería mirar si tenía los deberes hechos. Mal rollo porque no los tenía hechos. No me miréis así, entre que hablo con Clara por teléfono y me quedo paralizada por lo de mi pobre madre, me empiezan a pasar estas cosas. Os extrañará pensar que estaba en el pasillo, pero podía ver lo que sucedía en la clase. Desde el pasillo se podía ver perfectamente, gracias a la cerradura de la puerta.Cuando sonó el timbre el profe me regañó durante bastante rato, pero me dejó ir al recreo, entonces me fui corriendo hacia Marilú, mi tercera mejor amiga, aunque sinceramente no es que se diga que le hago mucho caso, con Clara y Lucía tengo de sobra, pero sí en caso de emergencia, ahí está Marilú.


Quise jugar con ella y con Mónica, pero nos enfadamos.
-No me puedo creer que me dejases abandonada, Mónica es mejor que tú, mucho más. Por eso no quiero verte más por aquí, cara de mono apestosa.
-¡Ah, sí!, pero yo por lo menos no soy fea como tú, eres un bicho raro, vete a molestar a otra parte.
–Niña desagradecida, yo siempre te he apoyado, ¿es así como me lo agradeces, insultándome?
-Adiós, como te vea por aquí iré a la competencia y te destruiré como hice con mi primer grano.

Seguro que os preguntáis qué es la competencia, os lo diré encantada, pero antes tenéis que decir la contraseña… Está bien, os lo diré. Marilú quiere ser delegada como sea, pero lo dudo un montón, porque ¿”Quién va a votar a una niña de papá”? Aunque lo está consiguiendo, pero chantajeando con dulces, o que su mayordomo nos haga los deberes hasta la elección de delegado y subdelegado…, también amenaza. Como ella, según su amiga Mónica le dice, es la más popular... Pero esa no es la cuestión. Dice que si no la votamos hará de nosotros un don nadie, o eso dice.

Cuando sonó el timbre empecé a ponerme muy triste, había perdido todas mis amigas, ¡¿qué iba a hacer?! Estuve todo el rato intentando que leyesen mis notitas, sí escribo notitas ¿quién no? Entonces la seño Marisol dijo:
-Pasado mañana habrá un examen, espero que todo el mundo haya estudiado. Sobre todo lo digo porque el examen es muy difícil y no quiero que nadie suspenda, hablo en nombre de todo el distrito escolar, que tengáis mucha suerte con el examen. No quiero pensar que alguien no haya estudiado.
Nada más terminar de sonar invité a Lucía y a Clara a mi casa a jugar, pero ninguna de ellas aceptó, ni siquiera Marilú.

Cuando llegué a mi casa me encontré con mi madre desmayada en el suelo, justamente hoy, que hoy no está papá. Intenté levantarla, pero nada. Se me ocurrió llamar a alguien, pero no se podía, ese día era el día en que el alcalde había decidido celebrar un día sin televisión, videojuegos, Wii, etc… Entonces quise que me tragase la tierra, cerré los ojos, me lo imaginé, era divertido, hasta que se despertó mi madre y subió las escaleras en dirección a su habitación. Me imagino que se había debilitado tanto que se ha desmayado, entonces ahora se ha despertado para irse a la cama, que es donde se está más cómodo ¿no?

Menudo susto y más cuando te lo da alguien que parece muerto y ahora lo ves vivo y saltando de alegría, pero ese no es el caso de mi madre, que está muy enferma y débil por culpa de ese africano, os lo aseguró a un cien por cien. Me apuesto todos mis ahorros. Si no habéis entendido esto yo lo explico perfectamente, pero en vez de eso os lo dibujaré. Debéis saber que soy la mejor dibujante, ¿por qué crees que quedé décima entre más de mil dibujos de todo el colegio entre grandes y pequeños? Fue un gran honor quedar décima entre un montón de dibujos que estaban geniales. Ah, quería deciros que ya he terminado el dibujo y os quiero contar que me ha quedado genial, no sé por qué quedé décima si dibujo genial, por lo menos eso me parece a mí.

-Mirad ¿os gusta?


La que está en el suelo soy yo y la que sube la escalera es mi madre.
-¡JAJAJAJA! ¡JAJAJAJ! ¡JAJAJAJA! Se supone que me traga la tierra. Fijaos, mi madre está súper despeinada.

¡Oh, no! Se estaba haciendo de noche y aún mi padre no había venido del trabajo y mi madre no está en condiciones para preparar la cena, así que la haré yo. No pienso defraudar a mi padre que está haciendo horas extras en el trabajo solo para poder comprar los medicamentos tan caros que necesita mi madre para su tratamiento. Esto es un timo, lo más importante en nuestra vida es megacaro, no lo digo por los medicamentos de mi madre, también he escuchado que una mujer se hizo una operación de pecho que valía tan cara como comprar tres chaléts. ¡Mujer, ya tienes! ¿Para qué querría más?

¡Por fin está ya la cena lista! Ah, qué buena me ha salido la ensalada, os diré mi receta secreta:



Ya sé que os resultará rara mi letra. Cuando estaba terminando mi ensalada sonó el timbre, no sabía quién era, así que como era de noche tenía miedo a que fuese un ladrón, o mi vecino Paco, es el marido de mi vecina, a la que le maté el gato por accidente. Ella sí que me va a matar si me encuentra. A lo que iba: abrí la puerta lentamente, pero como no me fiaba la cerré la bruscamente por miedo a que fuese alguien con malas intenciones, pero cuando cerré me fijé en que tenía una pulsera con una paloma de la paz. Ya sé quién es. Es mi vecino Mateo, el hippy del bloque, todo el mundo lo ignora, se ríen de él, pero yo siempre le he apoyado, creo que soy su única amiga, pobrecillo, es un joven con sus estudios, pero que trabaja como bailarín en las calles. Continúo: menudo sustó me pegó. Pero fue muy divertido abrirle la puerta ¿Por qué? Seguro que os lo pregúntaréis. Como es bailarín, en vez de estrechar la mano, como hacen todos, se puso a bailar en modo de saludo. Entonces me contó una cosa tremenda:

-Tengo que contarte una cosa muy importante, pero primero coge aire y tranquilízate.
Esas palabras me dejaron sin aliento,¡qué miedo tenía yo!,¿qué podría haber pasado?
-¿Qué ha pasado? ¿ Te han echado de la calle cuando bailabas con tus amigos?
-¿Qué amigos? Yo no tengo de eso, solo te tengo a ti, eres como una hermana para mí.
Dijo con tono apenado, se notaba que estaba muy triste, perdón, súper triste, mejor dicho. Se notaba que era algo grande.
-Tu padre me ha dicho que te diga que esta noche no podrá ir a casa hasta muy tarde.
-¿Solo eso?
Me esperaba algo muy grave, como que hubiese habido un incendio o algo así.
-No solo eso, tu madre está muy enferma y los médicos me han dicho que se la van a tener que llevar al hospital una temporadita. No te preocupes, puede que venga pronto.
-¿Entonces estaré yo sola esta noce, hasta que venga mi padre?
-No, tranquila, me quedaré yo aquí, contigo.

No me lo podía creer, mi vecino cuidando de mi, al menos sabrá cocinar, como vive solo en el apartamento de al lado. Esa noche comí una pizza buenísima, se nota que cocina porque hace unas pizzas súper buenas. Esa noche no pude dormir hasta que vino mi padre, a las 12:00 y mira que me fui a la cama a las ocho en punto ¡Qué rollo, pero es lo que hay! Cuando llegó me despedí de Mateo, me lo había pasado genial. Cuando me fui a dormir me acordé de que a mi madre se la habian llevado y yo no me había dado cuenta, o eso creía yo, mira que soy despistada.

Esa noche no pude parar de pensar en lo que había pasado este día.



4 comentarios:

  1. está muy chula, Victoria

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  2. A mí me esta pasando algo parecido , mi padre es el enfermo, hoy le han llevado al hospital, mi hermana mayor me cuida y lo de mi amigas... es una larga historia.

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  3. Victoria la curiosa7 de marzo de 2016, 15:35

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