La semana de Martina (primera parte)

Autora: Victoria Mengya Molina Samper


Hola soy Martina, si no me conocéis os lo diré: tengo once años, el pelo castaño, me gustan las olas y las brisas de la primavera, también me gustan los pájaros que me caben en la mano, mi mejor amiga es Clara Ramírez, estoy en el colegio Eduardo Ocón y os quiero contar lo que pasó esta semana.

Capítulo 1
Lunes, empieza la semana
- ¡Cariño, despierta, hoy es lunes!

Es así como empieza mi semana, con un grito de mi madre. ¿Veis? es así como acabo un poco mosqueada, nada más empezar el día. Solo pensar que tenía que ir a clase, el estómago se me revolvía. Cuando terminé de vestirme me tomé un bocata de mermelada de frambuesa, pero con las prisas me manché la camiseta de la súper estrella de pop mundial, Lili. En ese momento escuché los gritos de mi madre, diciendo que ya era demasiado tarde para cambiarme No me lo podía creer: tenía que ir al colegio con una camiseta manchada, parecería un chica un poco maleducada.

En el camino todo el mundo se reía de mí: vecinos, amigos, algún que otro profesor que llegaría tarde a dar la clase... Ya no podía más con las risas, entonces le pedí a mi hermano su sudadera negra con varios muñecos de colores lúgubres. No tenía otra opción, o ser una niña maleducada o una niña que en vez de parecer una niña quisiera parecerse a un niño; preferí ser una niña tirando a niño. Todo el camino fue inaguantable. Cuando llegué al colegio solo vi a mi mejor amiga, Clara, con todo el mundo alrededor de Lucía. No sabía qué estaba pasando pero cuando me metí en el grupo vi a mi amiga Lucía con el flequillo cortado, estaba fatal, parecía que se la había cortado un feriante en una montaña rusa. En ese momento no pude más y solté:

- ¡Estás fatal! ¿Quién te ha cortado el flequillo?¿Un feriante?

Todos me miraron sorprendidos. Ahí solo le pude pedir perdón a Lucía, pero antes de que pudiera terminar la señorita Rosa me cogió de los pelos sin preámbulos y me llevó al despacho del director. Antes de salir de la habitación me dijo que no tocase nada y que esperase a que el director Juan viniese. Los profes nunca aprenderán. Si le dices a un niño que no haga algo, él inmediatamente lo hace, solo escuchar lo que le dicen.
Cuando salió empecé a pensar que era demasiado dura con los niños y si yo fuera ella sería muy buena con los niños, les daría un caramelo, pero no como una abuela, también tendría un novio, el chico perfecto. No pude terminar de pensar cómo sería el chico de mis sueños, pero ya sabéis que soy muy pequeña para esas cosas, imagínate todas las niñas de once años pensando eso. Empecé a cotillear un poco en los cajones. Abrí un cajón chiquitito, donde yacía un pomo de oro autentico, o de plástico barato de un chino, eso no es lo importante, porque encontré un súper cotilleo para transmitir a toda la clase.

El chivato mundial

No me lo podía creer, era una fotografía enmarcada en un marco precioso de florecitas, era de una mujer muy sexi, con un vestido rojo de lentejuelas con escote, su pelo estaba recogido en un moño muy elegante, tenía los labios pintados de color rojo rubí, era muy pálida con un montón de maquillaje y por último con unos tacones rojos como el fuego. Me suponía que era su novia, porque ¿qué mujer se deja coger en brazos por un desconocido? Había descubierto que el director tenía novia, pero para la edad del director era muy joven, imagínate una mujer de veintisiete años con un hombre de sesenta y cinco, o que lo aparenta, cogidos de la mano. Cuando me dispuse a guardarla, un niño entró preguntando por el director, entonces me vio con la foto en la mano y entonces pensé que se había acabado todo.

Entró un niño que aparentaba más o menos diez años, era un niño alto con unos ojos castaños, tenía un pelo precioso moreno, y lo mejor de todo es que era más o menos de mi estatura. Me asusté tanto que por accidente tiré la fotografía. En ese momento el niño se asustó por el impacto, entonces pensé que la situación no podía ser peor, pero todos mis pensamientos cayeron cuando un golpetazo abrió la puerta que estaba oculta entre una mesa con mucho papeleo. Era el mismísimo director, lo único que pude hacer era mirar al niño con cara de pena. El niño me guiñó el ojo con cara decidida y traviesa. El director estaba como una locomotora, gritó súper fuerte que casi que me vuelve sorda. El niño tranquilizó al director pidiéndole que le hiciera las fotocopias que le había pedido su profesora. No me lo podía creer que el niño estuviese chantajeando al director Juan con decirle quién había sido. Señaló con al dedo hacia el escritorio, donde estaba justamente yo. El director le dio palmaditas en el hombro, mientras a mí me preguntaba cómo me llamaba, en qué curso estaba, qué tutor tenía y lo peor, el número de teléfono de mis padres.

Ahora sí todo se había acabado, por culpa de ese niñato traidor, intenté meterle una buena paliza, pero el director me agarró del brazo y me paró en seco. Y entonces me puso el teléfono con mis padres Ruth y Cayetano. Empecé a contarles todo lo que había pasado, menos mal que a mi padre no le interesó, soy como una piedra en su zapato negro de cuero. Cuando terminé me dijo que mamá hablaría conmigo.

-¡NO, MAMÁ NO, POR LO QUE MÁS QUIERAS, MAMÁ NO¡

Debería haberos dicho que mi madre es como una bruja, no deja vivir, atosiga mucho y lo peor de todo, regaña aunque no hayas hecho gran cosa como haber tenido algo que ver con la muerte del gato de la vecina cuidando su gato, quién iba a saber que no hay que darle comida humana, por decirlo así.


Vuelta a la clase

Cuando llegué habían hecho mi asignatura preferida, plástica, no me lo podía creer, ¿por qué no matemáticas o sociales?, pero plástica ¿por qué?
Fui a preguntarle qué había pasado en mi ausencia. Clara es mi mejor amiga, es muy tímida y divertida, al menos conmigo. Las últimas clases fueren normales, aburridas. Cuando sonó el timbre me dispuse a coger el bocata, era de mermelada de frambuesa lo que me había hecho quedar mal delante de todo el mundo. En ese caso lo único que pude hacer fue tirarlo a la basura, pero como está Larry el Gordo, el chico que le gusta Clara, que solo se había traído cuatro bocatas, él normalmente se trae cinco o seis, depende si el bocata es doble o hasta triple algunas veces. Cambiando de tema, estaba contando cuando Clara me dijo lo de Larry el Gordo, yo estuve en vela durante tres noches.

En el recreo me choqué con Nick, el chico más popular de todo el colegio, pero su popularidad viene de su hermano Lucas, es campeón mundial de boxeo, aunque él no ha salido de su hermano, él es más como su hermana Susi, que tiene ocho años. Seguro que os estáis preguntado por qué se parecen tanto. Yo os lo explicaré detenidamente: ¿alguna vez habéis visto un niño con cara de listo, pero en verdad es tonto, literalmente? Pues así son Nick y Susi. Otra gran curiosidad, los dos aman dibujar, pero lo más extraño es que un niño dibuje cosas que no debería, como una princesa muy guapa y con el mínimo detalle, o un castillo muy hermoso florecido. Pues bueno, en verdad esto es todo lo que os puedo decir aparte de que yo soy la única que lo sabe. Nick y yo estuvimos en un campamento de arte para niñas, pero Nick pudo entrar gracias a que pintaba como una niña y se comportaba como tal. Pero esto no lo sabe nadie, ni sus mejores amigos del alma. Bueno, me estoy desviando del tema, cuando me choqué con él no sabía qué decía así que no pude decir otra cosa que:

-Qué pasa tito, nos lo pasamos muy bien en el campamento de arte, me gusta un montón cómo pintas las princesas, te salen súper bien.

Entonces me miró con cara de "te voy a hacer puré aunque seas una chica". Nick solo pudo decir antes de que sonara el timbre:

-Pareces una niña, pero en verdad no eres lo que aparentas, sino un niño.

Todos sus amigos se rieron de mí. Yo me fui llorando de allí. A la fila, porque ya había tocado el timbre de que había que volver a clase, no me lo podía creer, el profe de gimnasia se había puesto resfriado, quién no se pone malo haciendo de porte en invierno. Cuando todo el mundo se volvía loco porque ningún profe venía, yo en cambio estaba tranquila y un poco intrigada por lo de Nick, y si me odia yo ya no sé qué sería de mí, ya me estoy imaginando con gafas, el pelo sucio y algunas canas blancas, aunque tenga once años eso es posible: a Juanita la Loca, la hija de los reyes católicos le salieron muy pronto.

Bueno, cambiando de tema, Luis y Marta, mis amigos, aunque entre ellos no se llevan muy bien, me dijeron a última hora que teníamos examen de naturales en inglés, porque como el profe de gimnasia Miguel no había venido, pues lógicamente la seño Miriam aprovecharía con nosotros la hora de gimnasia para hacer el examen que ya tendría que haber estudiado, porque como dice la seño Miriam eso no se estudia el último día ni el penúltimo día según ella. Cuando me dijeron eso me quedé en blanco, solo pude pedirle a Luis y a Marta que me ayudasen en la escalera a aprendérmelo. Como mi clase está en la sexta planta y entre que se lía a hablar con otros profes, que es lo normal, llegamos a clase con un cuarto de hora tarde. Cuando llegamos a clase un poco tristes algunos, porque les ha pasado lo mismo que a mí, que lo han dejado todo para el último momento. Pero la buena noticia era que me había podido aprender todo el tema, bueno, sinceramente me he saltado al menos tres páginas de cinco.

Todo el mundo estaba súper nervioso, excepto Luis y Clara que son los más listos de la clase, eh que yo también soy lista, no es por presumir pero soy la séptima de la larga lista de alumnos listos de la clase. Después de Luis y Clara van: Iván, Mali luz, Isabel e Izan. Bueno, cuando terminó el examen todo el mundo estaba contento por el examen que habían hecho, menos yo, que de cien preguntas solo pude responder cuarenta y tres, por muy poco podría haber sacado un suficiente. A lo mejor las otras preguntas las tenía también bien, pero cien por cien segura que tenía bien las primeras cuarenta y tres preguntas, porque eran preguntas de las páginas que me había podido aprender en la escalera.

Cuando terminé, a los cinco minutos sonó el timbre de que ya nos íbamos del cole, por fin. Espero que mañana sea un nuevo día y mejor. Cuando salí del colegio vino a recogerme mi padre. ¡Qué alegría, hoy no me recogía mi madre! No es que no me gusta mi madre, es porque mi madre me obliga a ir a la casa de Margarita para darle un descuento de un cincuenta por ciento pero yo siempre la convenzo para no ir porque a lo mejor no está porque se ha ido de viaje o su madre está muy mal y se ha tenido que ir a Marbella a cuidarla. Pero ahora me cuesta más esa mujer, la tengo manía, me toca bruscamente los mofletes, nuca nos regala ningún yogur que no esté caducado. Yo creo que, por ejemplo, te compras una camiseta muy bonita pero solo la hay de una talla más pequeña, pues tú te la compras pensando en que te puede quedar bien, pero cuando llegas a tu casa y ves que no te queda bien y no la puedes descambiar porque has perdido el ticket de descambio, no tienes otra opción que regalarlo. Pues eso nos pasa a nosotras pero lo nuestro no es ropa sino comida caducada.

Fui a recogerlo corriendo hacia él, pero él ni caso, él solo le hacía caso a su nuevo móvil, aunque me da igual porque sé que él me quiere un montón. Entonces me contó que mamá había cogido una enfermedad poco frecuente en Granada, su origen era africano no se en ese momento como mamá, pero cuando llegué a mi casa me acorde al ver la carpeta negra que le compró una vez a un africano en la carretera el pasado sábado, por culpa de él mi madre está enferma por eso le pregunté a mi padre:

- ¿Tiene cura? Dime que sí, dime que a mamá no le va a pasar nada. Por favor dime que eso es como un resfriado, que se puede curar uno. Solo es un catarro ¿No?

Mi padre negó con una lágrima dolorosa debido al cansancio y a la mala noticia, con cara de no saber gran cosa.

Cuando llegué a mi cuarto lo que hice fue lo siguiente: coger mi teléfono de salchicha (ya sé que os resultará raro pensar que alguien utiliza algo así, pero yo no fui quien lo compró; mi padre lo vio de oferta y me lo compró por no gastarse mucho dinero en una pts. Cuánto le cuesta ir al banco y pedir dinero, como si fuese para morirse), bueno, a lo que iba, me puse rápidamente en contacto con la agente purpurinaunicornio135, más bien dicho, Clara, estuvimos hablando largo tiempo.

-Clara, amiga, por favor ayúdame, te necesito, es urgente, mi madre está en estado crítico.
- Chica, tranquilízate, ni que se te fuera a morir tu madre.
- Clara, no te has enterado, puede que se me muera el ser más querido por mí.
- ¿Has mirado en internet la cura, o si eso es algo temporal?
-Clara, ¿desde cuando las enfermedades fuesen temporales, te suena que el cáncer se algo temporal?
-Te estás metiendo con mi padre, él es médico, gracias a él y a poca gente más se pudo parar. Lo siento, te tengo que dejar.
-Por favor, no cuelgues, seguimos siendo amigas por si….

Me colgó en mis narices, me dejó hablando con el buzón de voz. Qué mala amiga es Clara a veces. A veces me gustaría no ser amiga de Clara, pero si no lo hago no podré ir a un montón de actividades con las que iba con Clara, en todas da clase la seño Julia, le caigo fatal, larga historia, pero gracias a Clara puedo estar, ¡qué haría ella sin la protagonista de las obras, de la ganadora de fútbol de colegio!, Clara se sale en las actividades extra escolares.

Tenía que solucionar lo de Clara, pero primero lo de mi madre, así que no cené, ni yo ni mi padre, él no sabe cocinar, ni él ni yo, porque no es que se diga que esté muy rico una piza congelada, mi padre no sabe ni descongelar una piza, ni yo ni él sabemos hacer eso.

Esa noche me costó un montón dormir, pero pude. Buenas noches.